
El empresario de Merlo Damián Nevi, preso desde el pasado 19 de mayo en una causa que investiga estafas a los gobiernos de la Ciudad Autónoma con la venta de barbijos y de la provincia de Buenos Aires con respiradores, recibió el beneficio del arresto domiciliario.
La jueza criminal y correccional Paula González, a cargo de ambas causas, le otorgó la morigeración de prisión y Nevi espera que hoy lunes le coloquen la tobillera electrónica para poder irse a su casa para acompañar a su mujer, embarazada. La magistrada consideró que ya disminuyeron las chances que el empresario pueda entorpecer la investigación, uno de los motivos por los cuales pidió su preventiva.
“Se han logrado cumplimentar las medidas necesarias para corroborar provisoriamente la materialidad de los hechos y la responsabilidad del imputado, por lo cual se dictó su procesamiento, e incluso se estimó completa la instrucción en los términos del art. 346 del C.P.P.N., lo cual demuestra una disminución del riesgo de entorpecimiento de la investigación por parte del imputado”, dice la resolución según publicó Infobae.
Las condiciones de la domiciliaria son estrictas: Nevi deberá usar una pulsera electrónica con GPS, entregar su pasaporte y tiene prohibido salir del país. Sin embargo, la justicia no le impuso una caución económica porque, en la investigación, ya se le “incautó el dinero que fue hallado en su domicilio, los automotores y se dispuso el congelamiento de las cuentas del imputado”, explicó la jueza.
Por la venta de respiradores, Nevi cobró un anticipo de $68.952.000. En realidad, el gobierno de la provincia de Buenos Aires contrató a la empresa Aeromedical, quien subcontrató al empresario. El empresario describió ante la justicia que todo el dinero que le pagó Aeromedical lo invirtió en la compra de 90 respiradores (no invasivos) que llegaron desde China y siguen custodiados en un galpón del aeropuerto de Ezeiza. No eran los que le había encomendado la provincia.
La otra causa por la que el merlense está preso es por la venta de 5 millones de barbijos a la Ciudad de Buenos Aires. En ese caso cobró $60 millones de adelanto y fue subcontratado por E-ZAY, una empresa dedicada al rubro informático, sin antecedentes en el rubro sanitario. El empresario asegura que nunca tuvo relación con funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires. En cambio, dijo que los intermediarios que lo contrataron alardeaban de su llegada al Ministerio de Salud.