
Una perforación en el esófago combinada con el suministro de aire –durante la práctica de la endoscopía o en las maniobras de reanimación– resultaron factores decisivos en la muerte de la periodista y legisladora porteña Débora Pérez Volpin. Según la información que brindó el abogado de la fallecida, Diego Pirota, el estudio de anatomía patológica practicado confirmó el daño en el organismo, específicamente a cinco centímetros del hueso hioides, y el aire también llegó al tórax y a la cavidad peritonea.
El letrado lo explicó durante una conferencia de prensa en la sede de la Legislatura porteña, en la cual aseveró que se trató de “una muerte violenta” y que «el endoscopio era obsoleto y la clínica le mintió a la familia». Asimismo, cuestionó con dureza la actuación del juez Gabriel Ghirlanda, hasta ayer al frente de la causa, quien renunció como subrogante al frente del juzgado Criminal y Correccional N° 57 y, por lo tanto, a la causa que intenta establecer qué pasó con Pérez Volpin. “El juez dañó la investigación”, sentenció Pirota.
EN VIVO – Diego Pirota, abogado de la familia de Débora Pérez Volpin: "La participación del juez (Ghirlanda) fue resguardar los intereses de la clínica"https://t.co/2hSqYOmArD pic.twitter.com/wzXMlQOqEz
— TN – Todo Noticias (@todonoticias) April 11, 2018
“Lo que fuimos conociendo a través de estos dos meses fue la verdad. No queríamos enfrentarla, porque es muy duro, pero había dos opciones: impericia o muerte natural. Y la muerte de Débora no fue natural”, señaló el periodista Enrique Sacco, última pareja de la legisladora fallecida.
A partir de los resultados de la autopsia, la querella pedirá que se investigue una posible «cadena de errores médicos» que podrían haberse iniciado incluso antes de que la legisladora porteña quedara internada en el sanatorio de la Trinidad de Palermo.
Débora Pérez Volpin murió el pasado 6 de febrero en el Sanatorio de la Trinidad cuando fue a realizarse una endoscopia por un dolor abdominal.