Cristina de Kirchner casi no menciona en sus metrallas críticas a María Eugenia Vidal. Se enfoca en Mauricio Macri pero en su ingeniería electoral se fijó un objetivo: consolidar un scrum político que haga oposición aguerrida a la gobernadora. Tras la derrota de 2015, las fracturas y cismas posteriores, el kircherismo puro y duro quedó diezmado en la Legislatura bonaerense, por lo que la ex presidente apuesta a agrandar los bloques y darle más volumen incorporando figuras combativas.
La matemática es la siguiente: con una proyección de 30 puntos para Unidad Ciudadana (UC) en toda la provincia el peronismo K tendría desde diciembre las segundas minorías en las dos cámaras provinciales. En el mapa actual, el FPV tiene 16 diputados -más algunos cercanos- y 10 senadores. En la cuenta que hace el kircherismo, quizá demasiado optimista, pasarían a 14/15 senadores y a 24/25 diputados, que podría ampliarse con socios o mudados de otros PJ.
Por eso, los nombres que aparecen como postulantes para ocupar bancas en la Legislatura provincial son, entre otros, los de Alberto Descalzo, actual intendente de Ituzaingó (que dejaría el cargo en manos de su hijo Pablo, presidente del Concejo Deliberante), y el de Martín Sabbatella, jefe de Nuevo Encuentro, uno de los partidos que da soporte legal a Unidad Ciudadana. El ex titular de AFSCA suena como diputado nacional pero aparece, además, en la tira bonaerense. A Mónica Macha, su esposa, se le termina el mandato de senadora provincial.
El dato anexo es más potente: si, como presumen, Sergio Massa se desfleca y el peronismo K se expande, Vidal podría tener que negociar leyes densas, como la Impositiva y el Presupuesto, con los bloques que reportan a Cristina. Hasta ahora, Vidal tuvo como socio imprescindible al massista Frente Renovador que ostenta las bancadas más numerosas detrás de las de Cambiemos. Este año, Massa arriesga el 44% que juntó en 2013. Aliado a Margarita Stolbizer, el FR mantendría un bloque de alrededor de 20 diputados.
Pero el plan de la ex presidente no se reduce solo a números. También quiere nombres y figuras potentes en las listas en algún caso para aportar a la tracción electoral en otras para que conduzcan los bloques y le inyecten un perfil bien crítico. Por eso, también se especula con que Fernando Espinoza, jefe del PJ, sea otro de los que encabece la lista de diputados provinciales por la Tercera Sección, que abarca el masivo y estratégico conurbano sur. Jefe de Matanza, iría para garantizar el voto de ese distrito clave.