
Como todas las mañanas, Martín Fernando Galarraga (37) se dirigía a su trabajo en la empresa Tecnología Argentina en Cintas S.A. (TACSA), en Villa Tesei, donde hacía 15 años era operario, la mitad de los años que la firma lleva radicada en Hurlingham.
El ‘Negro Tom’, como le decían sus allegados, viajaba en moto porque le gustaba ese medio de transporte pero además por la dinámica para llegar y los costos operativos que demandaba. El jueves de madrugada el destino le tenía marcado cruzarse con un asesino al volante que le llevó la vida. “Se fue el gran y único amor de mi vida, mi negrito”, lo recordó ayer su viuda, María Galliano, a través de las redes sociales.

La mujer, claro está, sigue conmocionada por el hecho y fue la que protagonizó la escena de gritos e insultos en la comisaría 2º de Ituzaingó cuando trasladaban a Alan Rodríguez a declarar ante la fiscal. Anoche comenzó a velar al padre de sus hijos en la cochería Pache, de Morón, pero ya sabe que recién podrá darle sepultura el lunes, por los trámites judiciales en curso.
Galarraga era fanático de Boca, simpatizante del Deportivo Morón, el club del barrio en que nació y se crió, y apasionado de La Renga, la banda de rock nacional a la que intentaba seguir a todos lados. Además, era padre de dos hijos, un nene de 11 y la hermanita de 9, y viajaba desde su casa en Paso del Rey, en Moreno, hasta Felipe Pastre 1790, su lugar de empleo.
A la altura del Camino del Buen Ayre fue embestido por el Citroën conducido por Rodríguez, un hombre de la noche, que se hacía llamar en las redes como Surditto (sic) DJ y que tenía 1,5 gramos de alcohol en sangre, el triple de lo permitido. Martín murió en el acto y segundos después también falleció el camionero Juan José Castilla (45), un hombre oriundo de General Pico, en la provincia de La Pampa.

Anoche Miriam, la prima de la víctima, pidió a través de Primer Plano On Line que “por favor la justicia actúe y no libere a este asesino que arruinó a dos familias”. Es que éste medio publicó ayer que la fiscal Graciela Biassotti, de la UFI descentralizada Nº 2 de Ituzaingó, le pidió al juez de Garantías Jorge Rodríguez la prisión preventiva y, en la misma jornada de viernes, la abogada defensora del asesino al volante pidió su excarcelación.
El magistrado ahora tiene cinco días para expedirse sobre esa situación pero, como la carátula “homicidio culposo agravado por haberse perpetrado mediante la conducción imprudente de un vehículo automotor bajo los efectos del alcohol y resultando dos víctimas fatales”, el hecho en sí tiene una pena máxima de seis años y si Meade considera que no hay riesgos procesales puede disponer la libertad del imputado.