Múltiples elogios tanto de los bloques políticos opositores como del oficialismo recibió a su trabajo al frente de la Dirección Municipal de Derechos Humanos en Morón Francisco Mones Ruiz, el joven funcionario que asumió el cargo el día en que Ramiro Tagliaferro se hizo cargo de la intendencia.
A 15 meses de iniciada su gestión, y luego de una sesión especial que se preveía caliente y finalmente se realizó sin mayores inconvenientes, conversó con Primer Plano On Line sobre los desafíos que tiene por delante: la reivindicación a su tarea, la grieta –más vigente que nunca por estas horas-, la polémica en torno al número de desaparecidos, la derrota cultural que implica que un feriado como hoy tenga las rutas hacia la costa atlántica abarrotadas de autos y la ausencia del intendente al acto en la ex Mansión Seré.
-¿Cómo interpreta la reivindicación opositora a su trabajo?
-Desde que asumimos nos propusimos construir una Dirección de Derechos Humanos plural, donde entendemos que los derechos humanos son de todos, no tienen titulares, no tienen dueños, y el trabajo con otras fuerzas políticas es fundamental. La Casa de la Memoria y la Vida nos pertenece a todos los que vivimos en esta comunidad. No a nosotros como Estado, no a nosotros como Gobierno, no a Ramiro Tagliaferro como intendente, sino a todos los vecinos a los que representamos desde diferentes bloques políticos. Agradezco las palabras de la oposición, y tomamos los desafíos que en muchos casos han planteado.
-Entre otras cosas se resaltó la continuidad de muchas cosas que había iniciado la gestión anterior…
-SI. Quizá desde otra impronta, pero uno entiende que, en materia de derechos humanos, se debe guiar por la línea histórica. En ese sentido, pasarán los partidos, pasarán los gobiernos, pero más allá de quien esté en el gobierno hay cuestiones que deben seguir trabajándose, casa uno con su impronta. Tal vez nosotros tengamos una mirada un poco más pluralista de lo que hubo en los últimos tres, cuatro años de gestión local, pero creemos que ese es el espíritu original de cuando se fundó la Casa de la Memoria y la Vida. Estoy contento porque fue una sesión con los condimentos clásicos de la política, pero que en última instancia nos une a todos la defensa de la democracia.
-No obstante, la grieta existe, quedó planteada una vez más y está claro que no se cierra…
-El Concejo Deliberante es el ámbito para que se expresen las diferencias políticas. Y todos debemos aceptar que haya partidos, fuerzas, frentes electorales que expresen otras miradas diferentes a las que tengamos nosotros. Lo importante es que se dé en un marco de respeto, de saber entender las diferencias, saber escuchar, pero por sobre todas las cosas entender que lo que nos pasó a los argentinos hace 41 años fue muy grave, y que el ejercicio de la memoria implica la responsabilidad de cuidarlo. Y eso es una responsabilidad política de todos.
-¿Tiene sentido discutir la cantidad de desaparecidos?
-No. Nosotros seguimos trabajando con los 30 mil. Creo que no vamos a saber nunca el número final, como no supimos nunca el número final de Auschwitz. Aún si fuera uno sólo, lo que nos sucedió fue muy grave como para poder encerrarlo o quitarle validez por un número más o uno menos. Lo grave que nos ocurrió es que el Estado se volvió contra sus ciudadanos: debía cuidarlos, protegerlos y, por el contrario, terminó volviéndose en un plan sistemático contra ellos. Y esto también hay que decirlo: los desaparecidos no eran todos subversivos. Eran personas de nuestra comunidad que practicaban su vida común, política… Acá tuvimos el caso de Jorge Cardozo, que fue uno de los sobrevivientes de Mansión Seré, director del periódico La Tribuna que no fue ni subversivo ni nada, sino que lo secuestraron por publicar su opinión en contra de las políticas de la dictadura. Es decir: lo más perverso del terrorismo de Estado es que se volvió contra todos sin discriminación. Lo impensado se hizo pensable: el secuestro de bebés, el robo, la extorsión. Por eso creo que es muy importante poner en tiempo histórico lo que nos sucedió, porque quizá a veces perdemos la complejidad de lo grave que nos pasó y es hora que los argentinos pensemos en cómo decir nunca más implique también construir más y mejor democracia.
-Ahora, las rutas a la costa atlántica por el feriado de hoy están abarrotadas de autos, mientras hay una marcha para repudiar el golpe. ¿Eso es una derrota cultural?
-La cultura de la apatía, del desinterés, la desaprensión por la cosa pública es lo que tenemos que cambiar desde la política, y convocar a los ciudadanos de nuestro país a creer que la forma de vivir es justamente con la democracia. No hay otra forma de convivir entre los argentinos que no sea por este medio. Creemos igual que, a diez años de haber sido instituido como feriado, moverlo no era lo más conveniente. Sí creemos que hay que continuar profundizando el trabajo en las escuelas, en los ámbitos laborales, creando espacios de reflexión si no es el mismo día quizá el anterior, para que no sea un día más en el almanaque o para hacerse una escapada.
-¿Tendría que haber estado presente el intendente como reclamaron desde la oposición?
-Es una visión de la oposición. El Concejo Deliberante está representado por el voto de la ciudadanía, en términos generales, todas las fuerzas políticas que son votadas. Ahí está representado todo el pueblo de Morón, y también estuvo representada la fuerza política del intendente. Creo que eso forma parte del folclore político, pero es inextinguible el compromiso que tiene Ramiro Tagliaferro con los derechos humanos, porque lo estamos expresando con el trabajo que realizamos en la Dirección.