
Usado y barato son las categorías que predominan en los grupos cerrados de compra y venta a través de Facebook. Se trata de un fenómeno que rememora y se inspira en las famosas ventas de garaje de Estados Unidos, aunque en nuestro país ya existen un centenar de iniciativas de este tipo.
No hay trueques, hay ventas. Se pueden adquirir desde productos usados a un precio muy bajo y hasta un departamento dolarizado. Los grupos mayormente son creados por una especie de “comisión directiva” que le ponen distintos nombres y entre paréntesis agregan los distritos o las avenidas centrales que quieren abarcar. Aceptan a todo aquel que quiera ingresar, pero ojo que si ven a un participante que publica cosas indebidas o no suma al negocio lo expulsan sin remedio.

El funcionamiento es simple: el interesado entra y publica sus productos, le pone precio y especifica dónde realizará las entregas. Las publicaciones llevan etiquetas para distintos públicos: productos para mujeres, para hombres, niños, decoración del hogar, repostería, peluquería, accesorios y otros tantos conforman un mercado cibernético adaptado a cada necesidad.
Si tenemos en cuenta que según las últimas cifras del INDEC durante el primer semestre del año hubo un 40,9% de la población por debajo de la línea de la pobreza y un 13,1% de desocupación se comprende mejor este fenómeno. La precariedad laboral, la falta de empleo y la desesperación económica inducen a muchos a recurrir a esta modalidad para vender sus bienes aunque sea por migajas, para poder subsistir.
