
El lanzamiento del Coliseo ituzainguense causó un tremendo revuelo en el barrio y no es para menos. Emplazado sobre la calle Barcala entre Treinta y Tres y Tres Árboles del barrio de Villa Ariza, la flamante construcción del excéntrico “fantasiólogo” Rubén Díaz -como él se autodefine- deleita a transeúntes y visitantes que se acercan para conocer la magnífica construcción de 200 metros cuadrados y 8 metros de altura, que alberga cabezas de leones dorados, estatuas de gladiadores, murales y un espacio VIP con un sillón para el “emperador” que en su recorrida quiera reposar allí.
La nueva obra se suma a las réplicas que el talentoso artista realizó en el distrito de Ituzaingó. Si bien ostenta en su haber unas 35 obras, entre las más destacadas se cuentan la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la Torre de Pisa, el Obelisco y el Condado Border que recrea una micronación sobre la avenida Santa Rosa que divide los distritos de Ituzaingó y Morón.
Díaz rememora en diálogo con Primer Plano Online el día de la inauguración: “nunca viví nada igual: largas filas de gente emocionada para ingresar”. En la ocasión se sirvieron 700 porciones de pizza y vino para que los visitantes degustaran al tiempo que hacían su recorrido cada rincón de este mítico espacio cultural.

La aspiración del creativo de 66 años es que en el Coliseo funcione un restaurante que tendrá como condición destinar cuatro horas por semana a realizar visitas guiadas gratuitas a cargo del propio Rubén Díaz “y sin obligación de consumir”, aclara.
Íntegramente erigido con ladrillo, hierro y durlock, la construcción demandó siete meses reales de realización, aunque pandemia de por medio, desde el inicio hasta su culminación pasaron un año y dos meses.
Consultado por este medio sobre las motivaciones que lo llevaron a construir el Coliseo, Díaz confesó: “Estaba atrapado en la Torre Eiffel y pensé que el único Imperio que me podía sacar de mi encierro era el romano”, cuenta en alusión a su anterior gran obra que inauguró sobre la calle Lavalleja al 100 en julio de 2020 recreando el gran monumento, símbolo de la capital francesa.
Y amplía: “Cada una de mis creaciones provoca en mí un enamoramiento que dura entre siete meses y un año. Y es eso, enamoramiento; no es verdadero amor, porque el verdadero amor va a ser el último”, sentencia.
El objetivo de Díaz es que el Coliseo, junto a sus otras obras, enaltezcan Ituzaingó y su arte temático lo conviertan en un municipio turístico a nivel nacional e internacional.
Pero estas obras no serán la culminación del circuito artístico y cultural proyectado por el creativo del oeste, debido a que en su mente ya diseñó un Partenón “que en un mes y medio de obra estará terminado y será una obra muy llamativa por fuera” y la Gran Muralla China, “una obra de 7 meses de construcción”: ambas se verán plasmadas en el distrito en poco tiempo más en cercanías de donde está emplazada la Torre Eiffel.
Fiel a su estilo, Rubén Díaz aún guarda muchos recursos para seguir plasmando su pasión por la construcción de réplicas de obras de arte imponentes que no dejan de sorprender a lugareños y ajenos, que se acercan a Ituzaingó para disfrutar de su inagotable creatividad.
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