El conurbano y la Ciudad de Buenos Aires son víctimas de una suerte de invasión que ha dejado de ser extraña: las lagartijas denominadas Gecko lo coparon todo. Barrios porteños y distritos bonaerenses se poblaron de estos reptiles que cada vez son más grandes. En efecto, se registraron ejemplares que van desde los 3 hasta los 15 centímetros.
Se trata de insectos que suelen aparecer durante el verano por las altas temperaturas y se instalan en los hogares, ya que se les facilita el alimento. Aunque parezca un fenómeno reciente, lo real es que los primeros ejemplares en la ciudad datan de hace más de tres décadas, cuando comenzaron a encontrarse de forma esporádica. Pero llegaron para quedarse.
El jefe de la División de Herpetología del Museo Argentino de Ciencias Naturales, Julián Faivovich, explicó el fenómeno. «Estas lagartijas son invasoras en Buenos Aires desde fines de los años 70. Primero estaban localizadas en algunos barrios, pero ahora están en muchos más lugares y por fuera de Buenos Aires también, expandiéndose hacia algunas provincias», detalló, y agregó que «es natural que en verano se las vea más que en invierno por una cuestión fisiológica, ya que habitualmente pasan por periodos de hibernación o de reducción de actividad».
Lo curioso es que, si bien muchos vecinos se asustan apenas ven a una de estas lagartijas, otros deciden adoptarlas como mascotas. Es más, los especialistas recomiendan no matarlas, no sólo porque son inofensivas, sino porque actúan como un insecticida natural, ya que se alimentan de cucarachas, polillas y arañas.