
Diego Aljanati tenía 13 años. El 28 de marzo del 2015 a las 23:30 salía de la matiné del boliche ‘Enjoy’, en Ituzaingó, después de ser corrido por los patovicas del local bailable y un móvil de la Policía de la Provincia de Buenos Aires lo atropelló. Ese mismo móvil, que una cuadra antes había golpeado en un brazo a otro chico, y aceleraba entre medio de jóvenes de entre 13 y 15 años que salían de ese entretenimiento.
El papá de Diego, Cristian, estaba en el lugar y vio las corridas hasta que se dio cuenta que su hijo estaba en el piso: lo encontró con pérdida de masa encefálica y hasta escuchó de parte de la agente Graciela Noemí Basualdo, quien manejaba el patrullero, negar el estado del muchacho.
Ahora, a más de dos años del hecho, la familia siente que Diego volvió a morir, y ellos también, un poco más. Es que se enteraron hace pocos días de una manera fortuita que el fiscal de la causa había acordado con las partes un juicio abreviado para la mujer policía, con una condena de 3 años y 7 meses de prisión por homicidio culposo e inhabilitación para conducir por 7 años.

¿Cómo lo supieron? Llamaron por teléfono a la secretaría del juzgado designado para el juicio oral y público y allí les informaron de la condena aceptada por las partes. Además de la furia con el sistema, el enojo se traslada al abogado defensor de la familia, que les negó estar informado y notificado del fallo. El tema es que de ninguna manera un mecanismo de este tipo puede avanzar sin que todas las partes estampen la firma. Por eso los familiares están convencidos que su propio representante legal en algo les mintió. Paradojas del destino: la fiscal de la causa se llaman Graciela Noemí Biassotti (los nombres de pila son idénticos que los de la acusada), de la Fiscalía Descentralizada N° 2 de Ituzaingó.
“Es un golpe muy duro del cual no podemos reponernos. Nos enteramos la semana pasada, cuando llamamos para preguntar la fecha del juicio. Resulta que nos informan que un mes antes arreglaron la condena por juicio abreviado y a nosotros nadie nos informó”, le contó a Primer Plano On Line María Elisa Gómez, la abuela del joven fallecido. La mujer está desde que se enteró en la cama con un cuadro depresivo del cual no puede sobreponerse. Aceptó el diálogo telefónico con éste medio a manera de desahogo.
Naturalmente, ahora la familia espera la instancia de apelación para avanzar con su reclamo de justicia. El viernes marcharon junto a los familiares y amigos de Iago Ávalos, el joven de 17 años que fue víctima de un caso de gatillo fácil cuando el oficial Juan José Pérez Buscarolo salió a buscarlo por las calles de Hurlingham tras haberle hurtado las tasas de las ruedas de su auto. Por ese crimen, bajo la carátula de homicidio simple, el subcomisario de la Policía Federal permanece detenido. En realidad fue un festival “contra la represión y el abuso policial, para que llegue al barrio algo diferente a lo que puede consumirse en la tele”.
“Parece que con el golpe que nos dio el Estado matando y tratando de esconder la muerte de mi hijo no alcanzó. Ahora también nos golpea peor sabiendo que una asesina más está libre. Yo quiero que se haga justicia. Que en un juicio oral pueda tenerla frente a frente, y después que determinen lo que sea justo”, señaló Cristian, el padre de Diego. Y aclaró: “Yo nunca tuve mala intención. Ni siquiera fui a la casa de la mina a hacerle quilombo, que es lo primero que todo el mundo hace. Traté de confiar en que se iban a hacer las cosas bien, pero no, me equivoqué”, enfatizó.
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