La cuarta jornada del juicio por la picada fatal de Haedo fue la más extensa de todas las desarrolladas hasta el momento y en la que surgió una prueba contundente para evaluar la conducta del imputado Diego Cuevas.
Durante la exposición en ateneo de los especialistas que trabajaron en la instrucción de la causa quedó establecido que el responsable de las muertes de Lautaro Juárez y Manuel Lastra conducía a 127 kilómetros por hora sobre la Avenida Rivadavia, a la altura de Maipú, el vehículo Nissan Tiida la mañana del domingo 5 de abril de 2015, cuando embistió a los jóvenes que retornaban de bailar.
El tribunal, compuesto por los jueces Alejandro Rodríguez Rey, Pablo Gossn y Daniel Leppen, escuchó las exposiciones del perito accidentólogo, comisario Perazzo, quien expuso sus conclusiones sobre cómo fue el hecho, que coincidió con la apreciación que se visualiza a través de la cámara ubicada en la calle Maipú, que captó el momento del impacto. El oficial trabajó con el perito fotógrafo de apellido Ragio y otro especialista en temas de mecánica, de apellido Segura. La conclusión de los tres fue conjunta y no hubo objeciones ni de los fiscales ni de las partes en litigio en relación a las conclusiones expuestas.
Pero luego de ese ateneo fue el turno de Raúl Torre, perito de la defensa propuesto por el abogado de Diego Cuevas, Roberto Babington. Si bien coincidió con el dictamen de los expertos en cuanto a la mecánica de los hechos introdujo una mirada diferente sobre el motivo puntual del momento en el que el vehículo embiste a las víctimas. Y atribuyó el recorrido del Nissan al impacto contra los conocidos como divisores Jersey, que son esa suerte de barreras de seguridad de hormigón de aproximadamente un metro de altura contra el que chocó el imputado antes de arrollar a los jóvenes.
Según explicó Torre, por la composición que tienen esas estructuras, lo que hacen es no absorber la velocidad del auto y lo devuelven a circulación con la idéntica velocidad. Léase, ese perito atribuyó al golpe contra esos divisores y e rebote la culpa de que Cuevas haya perdido el control del auto.
También declararon ayer los otros tres amigos que viajaban en el Nissan, lo que constituye de por sí un agravante: iban seis personas en total, con Cuevas incluido, corriendo una picada a dos cuadras de la estación, un lugar que el acusado claramente conocía y sabía del flujo de personas que habitualmente transita por allí. Además estaba alcoholizado (más allá que eso no será posible de probar por la contaminación que sufrió la muestra de sangre extraída al imputado).
La lectura de los alegatos se postergó para el martes que viene desde las 13. Tanto los fiscales del juicio, Marcelo Papavero y Antonio Ferraras, como los defensores de las partes implicadas, expondrán sus conclusiones y la expectativa de pena. Mientras los abogados de las familias de loas víctimas y la fiscalía irán por una condena por doble homicidio simple con dolo eventual, el letrado que representa al imputado formulará un pedido para que se cambie la carátula y se lo considere como un hecho de tipo culposo, es decir, exponer que fue un accidente y que Cuevas no tuvo intención de matar.
Después de eso, los jueces tienen 5 días hábiles para dar a conocer el veredicto, aunque si lo necesitan por la prueba producida podrán extenderlo algunos más. En principio, antes de fin de año se conocerá el fallo.