
Pecho inflado, los dos representantes de Ituzaingó defendieron su proyecto en Estocolmo y no ganaron el Premio Nobel del Agua, pero se traen una experiencia formidable para profundizarl la investigación y lograr lo que se propusieron cuando iniciaron esta aventura educativa: “ayudar a obtener agua potable a quienes lo necesitan”.
“Terminó el Premio Nobel del Agua. El proyecto ganador fue de Australia. El segundo premio fue para Reino Unido. ¡Pero Ariana y Valentín han defendido de forma excelente el proyecto! ¡Estoy orgullosa de mis alumnos!”, posteó desde Suecia la docente Esther Voiro, promotora de la propuesta en el aula que luego fue tomada como propia por los estudiantes.
Se refería en esos términos a Ariana Terenzi y Valentín Maiolo, ambos a cargo de explicar a las autoridades de distintos puntos del planeta en qué consistía el trabajo que realizaron tanto en las aulas como en el campo. Así, cautivaron la atención de grandes y chicos a la hora de desarrollar los aspectos principales de Flocunat, que propone distintas prácticas de laboratorio para establecer la dosis requerida para el tratamiento de aguas naturales, en primera instancia, y el tratamiento de efluentes industriales como segunda etapa.
Para tal fin toman las semillas del árbol Moringa oleífera Lam las cuales han sido utilizadas por los habitantes de la Republica de la India para “purificar” el agua extraída de los ríos y destinada para consumo humano. Este árbol es polifuncional, ya que todas sus partes son utilizadas, principalmente para tratar enfermedades o como complemento alimentario.
“Gracias a todos los que nos acompañan en cada etapa. Eso nos de fuerzas para continuar. El proyecto sigue adelante El objetivo es poder ayudar a obtener agua potable a quienes lo necesitan. Hacia allí van todos nuestros esfuerzos”, finalizó la profesora.