
La denuncia que estalló ayer contra un sacerdote que integra el colegio Monseñor Solari, de Morón, movilizó no sólo a la comunidad educativa del establecimiento sino que también puso en alerta a las autoridades del obispado.
En principio, lo que se sabe es que las autoridades de la escuela separaron de su cargo al padre Guillermo, miembro de la congregación de Terciarios Capuchinos Amigonianos, y fue enviado a otro destino donde se encuentra ubicable por la justicia para enfrentar los cargos que se le imputarán una vez que la investigación avance con las pruebas que puedan ser recolectadas.
“El colegio decidió dar por concluidas sus tareas pastorales (del acusado). En cumplimiento del protocolo propio de su congregación, el sacerdote ha sido apartado preventivamente de toda tarea pastoral en relación con menores”, indicó la oficina de prensa del obispado, a cargo del padre Martín Bernal.

Asimismo, en el texto expresan que “el obispado de Morón se ha comunicado con la familia de la víctima expresando su cercanía, disponibilidad y colaboración con los procesos judiciales a los que en su derecho la familia acude”. Al mismo tiempo, informaron que “se está llevando a cabo el protocolo para casos de abuso dispuesto por la Santa Sede y que en este caso debe aplicar la Congregación de Terciarios Capuchinos Amigonianos”.
“Como Iglesia de Morón repudiamos cualquier tipo de acto que agreda la integridad y dignidad de la persona, provenga de quién provenga, y lamentamos profundamente el dolor que atraviesa la familia, y valoramos positivamente que las autoridades del colegio hayan actuado con prontitud, poniendo en primer lugar el cuidado de sus alumnos”, concluye el texto enviado a la redacción de Primer Plano On Line.