
Carlos Previte es herrero de profesión, aunque mucha gente lo conoce por su pasado como bombero voluntario en los cuarteles de Hurlingham, Morón e Ituzaingó. Es papá de cinco hijos en total, de 33, 22, 20 y 16 años, pero acaba de perder al anteúltimo de ellos: el sábado pasado, de madrugada Gonzalo (18) fue asesinado de un balazo en el estómago en un hecho que la justicia investiga y que ayer reveló en exclusiva Primer Plano Online.
“Muchos me dicen que fue un ajuste de cuentas o una pelea entre narcos de la zona. Qué se yo, no lo sé”, se sinceró el hombre, visiblemente quebrado por el dolor, que aceptó la charla telefónica con este medio para contar lo que sabe del crimen. Junto a Gonzalo otros tres jóvenes resultaron baleados y sufrieron heridas de diversa consideración.
“Lo que nos dicen es que de un auto blanco, un Peugeot 308, bajaron el vidrio y desde adentro dispararon seis o siete tiros. Él había pasado a saludar a los pibes y se volvía para casa. Mala suerte: uno de los tiros le dio en el bazo. Justamente el hermano estaba cerca, y cuando le avisaron fue al lugar y lo trasladaron al hospital Posadas. Hicieron todo lo posible, pero a las 7 de la mañana nos avisaron de su muerte”, contó Carlos.
El ataque fue a la 1.40 de ese sábado y, además de Gonzalo, otros cuatro muchachos, de 36, 22 y 20 años resultaron heridos. Dos de ellos permanecen internados: sus identidades no se publican porque son claves para la investigación. Todo pasó en el barrio Italia 1, los monoblocks de Villa Tesei, en uno de los pasillos a los que se accede por la intersección de las calles Bradley y Jufré. “Él normalmente frecuentaba la zona porque la mayoría de sus amigos estaban ahí”, agregó el papá de la víctima fatal.
“¿Las balas fueron a la persona equivocada?”, consultó Primer Plano Online. “Exactamente”, respondió el papá. Es decir, su hijo estuvo en el lugar equivocado a la hora señalada. Carlos desconoce qué vínculo unía a Gonzalo con las personas con las que estaba y que también resultaron baleadas, aunque no interpreta otra cosa que algo propio de la edad: organizar alguna salida de esparcimiento para el fin de semana.
Gonzalo estaba estudiando en la Escuela Técnica Nº 8 de Tesei. Quería terminar el Secundario y trabajar, no tenía definido qué seguir. Hacía changas con su papá para ganarse el mango. Fue velado en la iglesia evangélica ubicada en Jufré y Madame Curie, a la que asiste la familia. Desde esa convicción de fe es que Carlos cerró la entrevista: “pido justicia, pero también digo que confío en la justicia divina, la de Dios, de la que no van a poder escapar”.
El sábado a la mañana, cuando fue a hacer la denuncia, el hombre se encontró con el secretario de Seguridad de Hurlingham, quien se presentó y le dijo que iba a poner todo a disposición para el esclarecimiento del hecho. Luego habló con la Policía para contarle lo que sabía y todo lo que informó ya está en manos del fiscal Mario Ferrario, de la Fiscalía Nº 3 de Morón, quien ordenó una serie de medidas para dar con los asesinos.

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