
Los incrementos en las tarifas de los servicios públicos durante la gestión de Cambiemos son, probablemente, la medida que más impacto directo tiene sobre el consumo y la que más angustia genera en familias, en instituciones sociales, culturales y deportivas, en comercios y en las pequeñas y medianas industrias. Si a eso se le suma la apertura de importaciones, política que pega de lleno en la producción local y, por lógica, en el empleo, además de la inflación que no cesa, el combo es realmente explosivo.
Consultada por Primer Plano Online, la vicepresidenta de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, Marisol Merquel, aportó una serie de reflexiones que desmienten las teorías sobre las que el Gobierno de Mauricio Macri reposa las subas. Por un lado, los subsidios; por el otro, el derroche energético.
“Hay un dato poco difundido: el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), en un informe publicado en 2015, ratificó que el nivel de subsidios energéticos per cápita en Argentina, en comparación con otros 152 países, era muy bajo. El promedio mundial de subsidios era de 640 dólares por habitante en aquel año, mientras que en Argentina era solo de 413 dólares, es decir, un 35% menos”, explicó la legisladora para salir al cruce de uno de los fundamentos centrales del macrismo para sustentar la suba.
Cuando asumió, @mauriciomacri planteó que se venía un "tiempo de diálogo y soluciones conjuntas". Ayer la oposición encontró una solución al problema de #Tarifas y el Presidente decidió vetarla.
✍El #Veto daña la democracia y ataca la confianza y el bolsillo de los argentinos. pic.twitter.com/o9YQ3HinHn
— Marisol Merquel (@MarisolMerquel) May 31, 2018
Y agregó: “Cambiemos justificó las subas en la teoría del derroche, según la cual, los argentinos consumimos mucho y la mejor forma de ordenar ese desfase es través del precio, es decir, ajustando sobre el bolsillo. No obstante, los estudios sobre consumo desmienten esta teoría: el consumo no es mayor o menor según el precio del gas o de la luz, sino que está definido por la cuestión climática y por la calidad de la infraestructura de la vivienda”.
Léase, en la opinión de la diputada provincial, los argumentos centrales de las exorbitantes subas son, al menos, discutibles, y hasta falaces en algunos casos. “Se trata, en definitiva, de una decisión política transversal a toda la gestión económica para transferir recursos de los sectores populares a los estratos más ricos de la sociedad y, en particular, a las empresas de servicios”, enfatizó Merquel durante la entrevista con Primer Plano Online.
En rigor, los datos duros de la economía indican que, en 2015, el peso promedio de una canasta de servicios públicos representaba el 6% del salario mínimo, mientras hoy este porcentaje es del 21 por ciento. En el ranking latinoamericano, Argentina pasó de tener la menor relación servicios públicos-salario mínimo, al tercer puesto en 2018, solo detrás de Venezuela (33%) y Chile (23%).
Cuesta imaginar cómo va a bajar el déficit, si el #Estado recauda menos y se enfría la economía. El #Gobierno debe escuchar a la gente, dejar de agredir a la oposición, abrir una mesa de diálogo y reconocer que esta política tarifaria de shock no nos lleva más que a una crisis.
— Marisol Merquel (@MarisolMerquel) May 29, 2018
¿Qué consecuencias estructurales tienen los aumentos de tarifas? La respuesta de la diputada reposa en que “generan de inflación, deterioran la capacidad de consumo, disminuyen la demanda, pierden capacidad de venta los comercios y la industria y, en consecuencia, se producen despidos y cierres de fábricas”. “Ingresamos, de esta forma, en una espiral difícil de revertir, que congela la actividad económica y baja la recaudación y la capacidad del Estado para intervenir en la economía”, puntualizó.
Para finalizar, la diputada Merquel reclamó: “Es hora que el Gobierno deje de castigar a los usuarios y empiece a pensar en las familias. Necesitamos que el Estado vuelva a trabajar en defensa del eslabón más débil de la cadena, los usuarios, para avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva que vuelva a crecer con base en el trabajo, el consumo y la inversión productiva”.