
Luego de permanecer detenido un mes y 12 días, la justicia acaba de otorgar la libertad a Esteban Rossano, el joven oriundo de Morón que estuvo preso en Marcos Paz por una causa relacionada con los incidentes que hubo en los alrededores del Congreso de la Nación el pasado 14 de diciembre, en ocasión del primer intento de tratar la reforma en el cálculo de liquidación para jubilaciones, veteranos de Malvinas y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo.
Hace instantes, el juez Claudio Bonadío salió de su despacho en los Tribunales de Comodoro Py, se dirigió al abogado y al padre del muchacho y dijo: “Tengo dos noticias, una buena y otra mala. La buena es que queda en libertad; la mala es que sigue el proceso”. Según le acaba de confirmar a Primer Plano On Line el abogado de Esteban, Federico Paruolo, será dejado en libertad durante la tarde-noche en la alcaldía de Madariaga y General Paz, luego de realizarle los exámenes médicos de rigor.
Desde aquella fecha, el magistrado encarceló a Rossano, de 19 años, y le imputó los delitos de intimidación pública y coerción para impedir que la Cámara de Diputados pueda sesionar. Como contó su padre en conversación con éste medio, el chico no tiene militancia política alguna y ese día había ido a comer a un local de comidas rápidas en pleno microcentro, pero bajó del subte una estación antes de lo que debía, en Sáenz Peña.

Esteban fue detenido por la Gendarmería cuando pedía que no le peguen a una mujer y apenas terminaba de ayudar a otra que se había caído en las escaleras del subte A por los gases lacrimógenos que tiraban los agentes. Todo eso ocurrió en la primera movilización en contra de la reforma previsional, que finalmente se terminó suspendiendo.
Durante el lapso en el que estuvo privado de su libertad, al papá del muchacho, Pablo Rossano, un conocido vendedor ambulante de la estación Morón que tiene su puesto justo en la parada del colectivo 236, en donde comercializa garrapiñadas, golosinas y helados, le allanaron la casa, sobre la calle Achábal, en busca de banderías y propagandas políticas, explosivos y elementos cortantes. Es que una de las razones por la que el juez lo mantuvo en la cárcel todo este tiempo es que en su mochila, secuestrada por los gendarmes, aparecieron dos piedras y cuatro panfletos políticos pisoteados, que no reconoce como propios y asegura que le plantaron.